El próximo domingo, 31 de julio, es la festividad de san Ignacio de Loyola. La Plataforma Apostólica de Castilla y León se prepara para celebrar en familia, en comunidad, en Compañía este día especial: la clausura del Año Ignaciano. Burgos celebrará la eucaristía presidida por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a las 20h. en la iglesia de La Merced. Desde este jueves hasta el sábado 30, además, los jesuitas invitan a compartir el Triduo de preparación guiado por el Rafael Sáinz. Por su parte, la comunidad ignaciana de Salamanca celebrará a las 13h., en la parroquia El Milagro de san José, la misa de acción de gracias presidida por el superior José Ramón Busto. La comunidad jesuita, previamente, celebrará la consagración al Corazón de Jesús como pidió el P. General el 29 de junio pasado. La iglesia de los jesuitas de Valladolid, Corazón de Jesús, acoge la eucaristía a las 21.15h, misa presidida por el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello.
Las tres iglesias jesuitas de Castilla y León celebran un final, la conmemoración del V centenario de la conversión de Ignacio de Loyola. Y celebran un principio, el que otorgan los frutos recibidos por un año de reflexión, de compartir, de hacer memoria y de celebrar. Desde las tres comunidades jesuitas ofrecen este balance de un año entregado a Ignatius 500, tratando de ver nuevas todas las cosas en Cristo:
Salamanca, una ocasión para renovar la vocación
«El balance ha sido positivo. Para los jesuitas se ha convertido en una ocasión para renovar nuestra vocación y seguir los pasos de Ignacio en su seguimiento del Señor, tratando de ver todas las cosas de un modo nuevo. De ello hemos querido hacer partícipes a los religiosos, religiosas y seglares con los que nos une la espiritualidad ignaciana, mediante las tandas de Ejercicios y los Ejercicios personalizados del Centro de Espiritualidad y con un ciclo de conferencias sobre S. Ignacio y la Compañía de Jesús en Salamanca que tuvo lugar en nuestra casa en el mes de marzo».
José Ramón Busto

Burgos, una transformación siempre en proceso
«Clausuramos un tiempo de gracia que nos impulsa a continuar dando fruto. El entramado de las obras apostólicas de la Compañía en Burgos, y quienes las componemos, al contemplar el proceso de transformación de Ignacio de Loyola:
– Hemos comprendido que la vida de todos nosotros, y de las instituciones ignacianas, está jalonada por acontecimientos importantes, de los que podemos entresacar experiencias de un cambio nunca concluido, que nos capacitan para ver la novedad de todas las cosas en Cristo y para quitar recelos a la hora de afrontar un mañana que nos reclama también nacer de nuevo.
– Hemos aprendido, inspirados en el testimonio de Ignacio, que nuestros afanes apostólicos, personales y colectivos, nos han de “determinar”, como él se determinó, a estar siempre en camino, guiados por el Espíritu que nos lleva a discernir y explorar el mundo de nuestros deseos y proyectos, en favor del Reino de justicia, verdad y paz, que acoge a los excluidos y crucificados de todos los tiempos.
– Hemos asimilado, desde las mociones interiores que nos suscita el magis ignaciano, el reto de considerarnos siempre en continua reconstrucción de nuestras objetivos y prioridades apostólicas, buscando la manera de institucionalizar mecanismos de revisión y evaluación, para no caer ni en engaños estructurales ni en la tentación de todo grupo de rebajar las exigencias, siendo lúcidos para responder con el modo propio de quienes hacen de la confianza en Dios un acto de servicio al prójimo».

Joaquín Barrero
Valladolid, tiempo de nuevas miradas
«Este centenario ha abierto los ojos a los miembros de la familia ignaciana en la herida y transformación de Ignacio. Su herencia, viva y presente, ha propiciado que cada uno acoja ese acontecimiento y vierta en él una nueva mirada, personal y comunitaria, para compartir y celebrar. Gracias a esos momentos dedicados al recuerdo, a la reflexión, a la oración y a la celebración en torno a la conversión de Ignacio, se han multiplicado proyectos e ideas creativas que han fortalecido a esta comunidad, configurada por la espiritualidad ignaciana y volcada en las preferencias apostólicas. Entre 2021-2022 tantas miradas ante un solo hecho han dado el impulso hacia al futuro afrontando los cambios con nuevas miradas».
Gerardo Villar