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Historia

Jesuitas Castilla y León

Desde el siglo XVI

colegio de san ambrosio

Colegio de San Ambrosio


Una ciudad como Valladolid, cruce de caminos, de ideas y sede de la Corte, era un lugar esencial desde donde la Compañía de Jesús podría impulsar su misión para llegar a más personas y más ciudades desde su fundación. Antonio de Araoz y Pedro Fabro fueron los primeros jesuitas en abrir el camino a los Ejercicios Espirituales y a los ministerios ignacianos: predicación, el perdón, la enseñanza de la doctrina y del saber. La primera casa-colegio data de 1545 junto a La Antigua, San Antonio, cuya actividad docente para estudiantes jesuitas comenzó en 1554 y que en 1626 se convertiría en el colegio San Ignacio. Y a ella le siguieron en 1551 Medina del Campo y la primera Casa Profesa, en 1566, bajo el nombre del Colegio San Ambrosio, centro desde el que fue estrechando su presencia en la Universidad de Valladolid. Siguiendo su vocación académica, a finales de este siglo fundaron el Colegio de San Albano de los ingleses, para suplir la ausencia de centros de formación de sacerdotes católicos en Inglaterra tras la restauración del anglicanismo. Y en 1577, el noviciado de Villagarcía de Campos, el Colegio de San Luis, expresión de la fuerza determinante para convertir el mundo sacralizado moderno. Su esplendor se refleja a través de sus discípulos que fueron iluminando con su fe por todos los rincones de mundo.

San Miguel Valladolid

San Miguel

La historia de los jesuitas de Valladolid atraviesa por el suspenso de la expulsión durante 80 años decretada por Carlos III en 1767 a toda la Compañía de Jesús. Entonces abandonaron sus dos colegios con seminario, San Ignacio, hoy iglesia de San Miguel, y el colegio de San Ambrosio, hoy el Santuario Nacional de la Gran Promesa. Y el colegio de los ingleses, dirección encomendada a los obispos de esa nación.

Y si en 1816 fue restablecida la orden, los jesuitas regresaron de forma estable a Valladolid en 1851. Poco a poco fue ganando presencia y esplendor. Mantenían Villagarcía y en 1881 fundaron el colegio San José que a lo largo de su historia ha formado a tantas generaciones. Su misión pedagógica y apostólica fue materializándose en otras obras hoy vivas. En 1930 se fundó el Colegio Mayor Menéndez Pelayo, para acoger a antiguos alumnos del colegio que siguieran su formación en la ciudad. En 1940 el padre Cid fundó el Instituto Politécnico de Cristo Rey, para dar formación profesional a los huérfanos de la Guerra Civil. También las carencias educativas en el medio rural fueron atendidas por el padre José Quintanilla quien en 1964 fundó el Instituto Nevares de Empresarios Agrarios INEA.  Hoy, este centro inspira la conversión ecológica al que están llamados los creyentes acogiendo el espacio de Ecología y Acogida Ana Leal, la actividad de los huertos ecológicos para jubilados de la Valladolid y con su aliento y suministro de la cooperativa Come Sano Come Justo.

Colegio San José Valladolid

Colegio San José

La presencia de los jesuitas se extendió a los barrios, haciéndose cargo en 1967 de la parroquia de El Pilar: Toño García, José Luis Saborido, Cipriano Díaz Marcos y Ventura Alonso fueron sus párrocos hasta su abandono en 2009, una difícil decisión obligada por la disminución de religiosos que pudieran hacerse cargo de ella.

La cultura local también recibe atención especial desde la Sala Borja. Inaugurada en 1973, este salón ha acogido a las compañías teatrales vallisoletanas y del resto del país y ha sido la sede de encuentros impulsados por la Compañía de Jesús. Con su reforma en 2015, la Sala Borja inició nueva andadura.

La iglesia del Corazón de Jesús y la residencia de jesuitas de Ruiz Hernández ha sido la casa de la pastoral juvenil, con el Centro Loyola; de las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) y de los Grupos FyD.  Sus locales son el centro desde donde se proyectan otras obras, la ONG jesuita Entreculturas y los programas de atención a migrantes como Calor y Café de Red Incola.

 

 

 

Ignacio de Loyola debió llegar a Salamanca en la primera quincena de julio de 1527, donde se reunió con sus compañeros (Calixto, Cáceres y Arteaga), que se le habían adelantado en el viaje, aposentados ya en una posada. Si en Alcalá había estudiado poco, menos pudo hacerlo en Salamanca, donde solamente permanecería unos meses, en época además en que la actividad académica quedaba medio paralizada. A los pocos días de su llegada a la ciudad se vio nuevamente envuelto en problemas similares a los sufridos en Alcalá: sospecha de herejía o algo similar.
Clerecía Salamanca

La Clerecía


Tras veintidós días en prisión llamaron al grupo para oír la sentencia: ningún error se les imputó ni en vida ni en doctrina, pero se les prohibió definir “esto es pecado mortal, o esto venial, si no fuese pasados cuatro años que hubiesen más estudiado”. Sentencia casi calcada sobre la de Alcalá. Sin condenarle en nada, se le cerraba nuevamente el camino para ayudar a las almas. Por eso, después de pensarlo algunos días y de encomendarlo a Dios, se decidió a ir a estudiar a París. Hacia mediados de septiembre partía Ignacio de Salamanca. 

En 1545 pasaron por Salamanca los PP. Araoz y Fabro, hallaron en la ciudad “mucha gente muy dispuesta y deseosa de la Compañía” y propusieron a Ignacio fundar en Salamanca. Tres años después llegaría a la ciudad el P. Miguel de Torres, acompañado de dos o tres compañeros, con la intención de fundar un colegio para escolares de la Compañía. La primera ubicación tomó cuerpo en las peñuelas de San Blas; colegito pobre y pequeño. Un nuevo edificio, conservado en la actualidad, se construyó entre los años ochenta y noventa de dicho siglo cerca del primer edificio.

La Clerecía Salamanca

La Clerecía

Durante el siglo XVI la presencia jesuítica en Salamanca se hizo notar, tuvo grandes predicadores, catequistas, ascetas… y también grandes teólogos, entre los que destaca el P. Francisco Suárez. En el siglo XVII la Compañía en España contó con el apoyo decidido de la monarquía de los Austrias. El P. General en 1614 aceptó la fundación promovida por la reina Margarita de un nuevo Colegio para los jesuitas salmantinos. Tres años más tarde se iniciaría su construcción. En 1665 la comunidad del Colegio de las Peñuelas de San Blas se trasladó al flamante nuevo edificio del Real Colegio del Espíritu Santo. No estaba construido en su totalidad, pero una de las alas era ya habitable. En el tiempo de la expulsión de la Compañía; 1767, todavía no estaba la obra completada. Hoy es sede de la Universidad Pontificia de Salamanca, conocido como “La Clerecía”.

La casona Jesuita

Noviciado Jesuita

Constituida la nueva Provincia jesuítica de León (año 1918), enseguida se pensó en una casa de formación destinada a Noviciado, Juniorado y Tercera Probación. Así surgió el espléndido edificio del Paseo de San Antonio, inaugurado en 1926. El amplio edificio pronto se llenó de vida.

La Segunda República, y la subsiguiente disolución de la Compañía en España (1932), llevaron al exilio a sus moradores: novicios y juniores hubieron de emigrar a Bélgica, y los tercerones a Portugal. Cuando los jesuitas regresaron a ella en 1940, acabada ya la guerra civil española, la encontraron muy maltratada, debido a los usos a que había sido destinada por las autoridades civiles y militares en los años que habían transcurrido desde la marcha al destierro. Pronto empezaría una nueva época de esplendor, con la casa repleta de jóvenes jesuitas en formación.

(Tomado de Benigno Hernández, San Ignacio de Loyola y los jesuitas en Salamanca)

En la actualidad, el gran inmueble del Paseo de San Antonio acoge la comunidad jesuita de la ciudad, a los jesuitas que se encuentran en su última etapa de formación, la Tercera Probación, y la enfermería, una de las siete enfermerías de la Provincia de España.  

Milagro de San José Salamanca

Milagro de San José

La actividad pastoral de la Compañía de Jesús en Salamanca se aglutina en la Iglesia parroquial de «El Milagro de San José», construida en 1957 y erigida como parroquia en 1968. Situada en el barrio de la Prosperidad atiende a 10000 habitantes. Anuncia la Buena Noticia de Jesús de Nazaret mediante la Catequesis de Niños, jóvenes, adultos, grupos Bíblicos, de Ejercicios en la Vida Ordinaria; con la celebración de los sacramentos, las fiestas del calendario litúrgico y mediante el ejercicio de la Caridad colaborando en los proyectos de Caritas Diocesana, Entreculturas, Manos Unidas, Misiones. Atendiendo a los personas más necesitadas por su soledad como pretende en grupo de “Ayuda a la familia”, con el “apoyo escolar” a los niños más necesitados en su aprendizaje académico. También cuidamos de los jóvenes con los grupos juveniles y el movimiento scout.

Junto a ella, el Centro de Espiritualidad San Ignacio –CES– fundado en 1990, promueve  la espiritualidad ignaciana y proporciona formación religiosa, sacerdotal y laical. Su enorme contribución en la formación a creyentes de diferentes países y culturas es fruto del trabajo de un equipo de jesuitas y la colaboración de religiosas y laicos. El CES ofrece dos programas de post grado de 4 años de duración en colaboración con la Universidad Pontificia Comillas: un máster para formadores de vida religiosa y un título de especialista en Ejercicios Espirituales. En su seno ha nacido el Portal de Espiritualidad Ignaciana, una obra adaptada a los tiempos del siglo XXI porque ofrece al mundo Ejercicios Espirituales y cursos online. 

Huerta de los Jesuitas Salamanca

Huerta de los Jesuitas

Cuenta también la Compañía de Jesús en Salamanca con el Colegio San Estanislao de Kostka. El Colegio imparte enseñanza de Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria. Dos aulas desde tres años hasta segundo de la ESO. El Colegio nació en los años cincuenta por iniciativa del P. Basabe, al igual que la iglesia del “Milagro”, ambas entidades quisieron responder en sus orígenes a las necesidades de un barrio que estaba naciendo fruto del éxodo del mundo rural a la ciudad.

La presencia de CVX, desde 1993, y la vida de una delegación salmantina de Entreculturas a partir del año 2000, hacen que esta ciudad viva la esencia de la misión jesuita desde distintos talentos. 

 

Iglesia Compañía Palencia

Iglesia de la Compañía

La primera etapa 1559-1767 de la Compañía de Jesús en Palencia está marcada por dos centros desde donde comenzó a desplegar con pasión sus diversas labores pastorales: el colegio san Francisco Javier y la iglesia de la Compañía. El primero, inaugurado en 1590, se convirtió con los años en la sede del Seminario Mayor. Llegó a acoger a 600 alumnos de la ciudad en régimen gratuito, tanto en internado como externos, así como jóvenes jesuitas en proceso de formación. Adosada al colegio se levantó la Iglesia de la Compañía en 1599. Los jesuitas fueron bien acogidos y con apenas 109 años de historia de la orden fundada por san Ignacio de Loyola, se recibió con entusiasmo su labor educativa y pastoral. Hasta que en 1767 la orden fue expulsada por Carlos III y extinguida entre 1773-1814, por el papa Clemente XIV. 

San Francisco Palencia

Iglesia de San Francisco

Tras un largo exilio, la Compañía de Jesús regresa a Palencia en esta segunda etapa de su historia: 1871-15 de junio de 2018, cuando la comunidad abandona la ciudad para continuar la misión en otros lugares del país. En este tiempo, reanuda su labor pastoral en la iglesia de san Francisco en virtud de un acuerdo con el obispado de Palencia que les otorga su regencia en 1884. A lo largo de este tiempo se ha sumado una larga lista de propuestas que han dado a luz numerosas iniciativas de larga e importante presencia en la ciudad: Asociación Familiar Masculina, la Asociación Hijas de María, el cineclub Calle Mayor, las congregaciones de Kostkas (san Estanislao de Kostka) y Luises (san Luis Gonzaga), el colegio san Francisco Javier y su Escolanía, la Cofradía Penitencial de Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa, la Escuela de Padres, la Congregación Mariana, la Asociación de Viudas y el Apostolado de la Oración, la revista El Promotor, cuya edición ha sido asumida por el Grupo de Comunicación Loyola, y el Secretariado de Misiones, todavía hoy presente en la capital palentina.
El Promotor

Revista El Promotor

Instituto Cardenal López de Mendoza Burgos

Instituto Cardenal López de Mendoza

Burgos acoge a los primeros jesuitas en 1550. Los cinco recién llegados se instalaron en las casas del barrio de san Gil para trasladarse después a la plaza Huerto del Rey donde fundaron el primer colegio en 1552. En poco tiempo las casas del Huerto del Rey resultan insuficientes para albergar a los alumnos y en 1560 les ceden unas propiedades en el barrio de Villamar que estuvo en funcionamiento aunque no de forma continuada, durante los siglos XVI al XVII. Allí establecieron el colegio de Nuestra Señora de Belén. En 1566 se trasladaron hasta la iglesia de S. Lorenzo y el edificio del Orfeón Burgalés donde fundaron el centro más importante de Castilla, el Colegio de S. Salvador. En este periodo, entre 1565 y 1575, gestionaron la actividad del colegio de san Nicolás, hoy el instituto Cardenal López de Mendoza. Progresivamente, empiezan a aparecer los primeros colegios abiertos a la enseñanza básica de los más desfavorecidos. Ante las posibles dificultades para conseguir alimentos, en el año 1590 los jesuitas construyeron su propia granja para el aprovisionamiento de los colegios.

La vida burgalesa de la Compañía de Jesús sufrió el suspense tras la expulsión decretada por Carlos III en 1767 y no se retomaría hasta 1862, 70 años después de que se permitiera volver a los jesuitas del exilio. Su regreso a Burgos se debe a la invitación de Primo de Rivera y del cardenal-arzobispo Lapuente y se instalaron en su antigua casa de la calle san Lorenzo, conocido como el colegio de san Carlos. Dedicados a impartir clases de latín, griego, hebreo, gramática y humanidades a escolares desfavorecidos tuvieron que abandonar este inmueble en 1868, cuando estalla la Revolución Gloriosa.

Iglesia de la Merced Burgos

Iglesia de la Merced Burgos

En 1880 compraron el convento de La Merced donde crearon y existió un centro de Formación Humanística y la iglesia volvió a abrirse al culto en 1891.  Ya en el siglo XX, el edificio se transformó en sede del colegio de La Merced, acogiendo alumnos a partir del curso 1919-1920. Sólo duró aquel intento hasta el curso 1925 – 1926. 

Los jesuitas ganaron presencia en la ciudad y en 1956 se reabre el Colegio en el edificio de La Merced, con 22 alumnos internos y 50 externos. Antes, en 1952, el P. Juan Arregui Zubiaurre, abre la Escuela Profesional P. Aránburu, en la calle Barrio Gimeno. 

También en 1956 gracias a un duro trabajo de uno de los jesuitas más ilustres, el padre Arregui, nació la Academia Universitaria de Derecho, el primer centro universitario de la ciudad. Terminó su andadura en el curso académico 1981-1982 pasando el testigo a los estudios de Derecho que se impartían en el Colegio Universitario de Burgos, actualmente Facultad de Derecho.

La Compañía adquirió en el año 1966 una finca situada en la calle Molinillo, esquina a La Quinta y allí se construyó un Colegio Menor con capacidad para 250 alumnos y posibilidades de trasladar allí los cursos de los pequeños.  

En 1975, el colegio abandonó la calle de La Merced, se trasladó el edificio del Seminario de Misiones, después de una profunda trasformación, también en la zona de la Quinta y cambió de nombre, colegio La Merced y San Francisco Javier. En 1976 el P. Eduardo Cristóbal Pérez inició el Instituto Politécnico P. Aránburu en el Paseo de la Castellana, que años después, en 1987, será cedido a los salesianos. 

En 1978, comenzó su andadura el Centro Ignaciano de Espiritualidad (CIE), hoy bajo el nombre del Centro Ignacio Ellacuría (CIE), en homenaje a los mártires de la UCA y como expresión del objetivo a alcanzar: “opción por la fe y la justicia”. En 1986 desde este mismo espacio nació el Comité Oscar Romero alentado por una veintena de voluntarios.  CVX Hogar Santa María, Entreculturas y el Foro Tender Puentes comparten su identidad en este espacio de La Merced. 

En septiembre de 1996 las dos comunidades que había en la Burgos, se unificaron en una sola en la calle Molinillo, desde donde se siguió atendiendo a la Iglesia de la Merced.  

A lo largo del año 1998 la sede de Primaria del Colegio, que estaba en la calle Molinillo y la sede de Formación Profesional situada en la calle Barrio Gimeno, se trasladan al edificio sede de la Educación Secundaria, después de importantes trabajos de reforma y ampliación, quedando así toda la obra educativa ubicada en la calle Diego Luis de San Vitores. Al mismo tiempo las obras pastorales, sociales y culturales, que estaban en la antigua Residencia de la calle La Merced 13, quedan ampliamente instaladas en Molinillo. 

El 20 de abril de 2001 un importante incendió arrasó la mayor parte del presbiterio de la Iglesia de la Merced y otras dependencias. Después de una trabajosa rehabilitación la Iglesia se reabrió al culto el 21 de mayo de 2003. 

Fruto de un creciente espíritu de colaboración entre diversas instituciones de Iglesia (Hijas de la Caridad, Religiosas de María Inmaculada, Esclavas del Sagrado Corazón y Compañía de Jesús, uniéndose posteriormente los Salesianos), en octubre de 2003 nace la Asociación “ATALAYA INTERCULTURAL” con el fin de acoger y favorecer la integración social del creciente número de migrantes que llegan a Burgos. La sede de Atalaya está en el edificio de Molinillo y en la calle San Ignacio, en locales anexos a la Iglesia que la Compañía se reservó al vender la Residencia de la Merced, se realizan la mayor parte de sus actividades. 

 

 

La primera presencia jesuita en León data de 1571, cuando fueron enviados desde Valladolid los padres Juan Fernández y Jerónimo Ripalda para predicar por las calles de la ciudad, actividad no rara en aquel tiempo.

San Miguel y los Ángeles Leon

Primer colegio de los Jesuitas. San Miguel y los Ángeles

Era entonces obispo de León don Juan de San Millán, que había conocido la reciente orden de los jesuitas en su anterior diócesis de Tuy, había simpatizado con ellos y se había entrevistado con el padre provincial Francisco de Borja (San Fco. de Borja). Y quiso el obispo la presencia estable de los jesuitas en León con número suficiente de operarios para una doble finalidad: enseñar Latinidad y Retórica, y además enseñar la doctrina cristiana en la ciudad, pero sobre todo en las montañas, por ser más urgente la necesidad. Aquel mismo año creó el obispo una fundación que produciría una renta anual de 1.000 ducados, cifra suficiente para subsistir unos 22 ó 24 jesuitas. Y en otoño de 1572 ya abrió sus puertas el Colegio gratuito en una casa alquilada en el barrio de Santa Marina. 

Inmediatamente comenzaron las obras de un colegio e iglesia, que llevarían el nombre de San Miguel de los Ángeles, en el mismo barrio de Santa Marina. En 1578 estaban terminados colegio e iglesia. Los estudios se ampliaron a clases de Artes o Filosofía, Teología moral y Escolástica; era un buen colegio, que ofrecía casi todo lo deseable en materia de enseñanza. Su fama se difundió y atraía a escolares que venían de muy lejos. León era entonces una ciudad de 5.000 habitantes; la media anual de alumnos venía a ser de 185. Se llegó incluso a pensar en convertir el centro en Universidad, cosa que no se llegó a realizar. 

Desde el colegio de San Miguel, los jesuitas tuvieron además una intensa acción social y pastoral en la ciudad. Fue ejemplar su dedicación, con personas y fondos propios y limosnas buscadas, a los apestados en dos severas epidemias ocurridas a finales del siglo XVI: en la primera llegaron a preparar un hospital para 700 necesitados. La peste más dura fue en 1599; en 4 ó 5 días se llevó a la tumba a muchos cientos de vecinos. El Rector se apresuró a poner a salvo a los jóvenes estudiantes jesuitas, trasladándolos a la casa de campo, a once leguas de la ciudad. Los restantes de la comunidad recorrían las calles para impartir la ayuda religiosa o para recoger a los abandonados; pronto empezaron a verse afectados. Durante cuatro meses que duró el suplicio, fallecieron ocho y quedaron sólo tres padres con llagas y lesiones. 

Doscientos años duró esta fundación. En 1767, con la expulsión de los jesuitas decretada por Carlos III, y la confiscación de sus bienes, estos perdieron para siempre su contacto con el colegio de San Miguel. La ciudad quedaba bien atendida religiosamente, con abundancia de clérigos y religiosos, pero experimentó un gran vacío en la enseñanza y educación. El edificio del colegio pasó por diversos usos, hasta quedar inservible y ser derribado y sustituido por viviendas La iglesia perdura, convertida en la actual parroquia de Santa Marina; y en su interior se pueden apreciar imágenes y anagramas IHS que recuerdan a sus primeros gestores. 

 

Después de la restauración

Colegio de Misioneros de Ultramar León

Colegio de Misioneros de Ultramar

La Compañía, restaurada en 1814, vuelve a España en 1815, pero no volverá a León hasta 1859, y será para establecer en el monumental edificio de San Marcos, cedido por las autoridades de la nación, el colegio máximo de sus estudiantes de Filosofía y Teología con el nombre de «Colegio de Misioneros de Ultramar”. Eran años de gran inestabilidad política. Y nuevamente, la Junta Revolucionaria de 1868 obligó a los jesuitas a dejar España, y los estudiantes de San Marcos tuvieron que abandonar el colegio, camino del destierro. 

Tardarían después 50 años en regresar los jesuitas a León. Fue en 1918; cedida por la diócesis, aceptaron el usufructo de la iglesia mozárabe de San Salvador de Palat del Rey, y frente a ella, en la misma calle Conde Luna, instalaron su comunidad. Ahí realizan su apostolado hasta el año 1932 en que la 2a República disuelve las comunidades de jesuitas e incauta sus bienes. Los padres y hermanos jesuitas, en esta ocasión, se dispersaron por la ciudad acogidos por algunas familias, y por las comunidades de capuchinos y del Seminario.

Iglesia San Salvador León

Iglesia San Salvador

Tras la guerra civil y recobrada la libertad para vivir comunitariamente, los jesuitas continuaron atendiendo al apostolado en la iglesia de Palat hasta 1953. En este año, el obispo D. Luís Almarcha les encomienda la iglesia de San Marcos. La residencia se situó entonces en la Plaza frente por frente de la iglesia. Y ahí permaneció una comunidad hasta 1996 en que se devuelve a la diócesis la atención del templo.

 

En la actualidad

Hoy, la presencia jesuita en la ciudad de León se concreta en el Colegio del Sagrado Corazón y la Delegación de la ONG Entreculturas.

El colegio del Sagrado Corazón se inaugura en 1959, y es la continuación del colegio que con el mismo nombre había existido en Carrión de los Condes (Palencia) desde hacía 105 años, con carácter de seminario de vocaciones para la Compañía. El edificio se construyó en un amplio terreno, a las afueras de la ciudad, donde veinte años después se estableció la Universidad de León con sus múltiples edificios y facultades, y hacia donde se ha ido extendiendo la ciudad.

Aquel primitivo colegio-seminario pronto se hizo un colegio abierto a alumnos externos de la ciudad, manteniendo el carácter de los colegios jesuitas: educar hombres y mujeres para los demás, responsables de sí mismos y del mundo que les rodea y comprometidos en la tarea de su transformación hacia una sociedad fraterna y justa. Cada año acoge a más de mil alumnos de Educación Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato. “Ser más para servir mejor” es su lema.