Las iglesias jesuitas de Castilla y León celebraron san Ignacio en compañía de la gran familia ignaciana de las tres ciudades de la Plataforma: Burgos, Salamanca y Valladolid. Tiempo de acción de gracias por lo que ha significado este año la misión de la Compañía de Jesús en estas ciudades y por lo que vendrá en el futuro. Un día especial porque los nuevos destinos marcan nuevos caminos y la fiesta ha servido simbólicamente de despedida y también de bienvenida de nuevos tiempos.
En Burgos se celebró el relevo del superior de la comunidad de La Merced un día antes, el 30 de julio: Joaquín Barrero pasaba el testigo a Tomás Gaitán en una celebración compartida por el provincial de España, Enric Puiggròs; el futuro delegado de la Plataforma de Castilla y León, Alberto Plaza, y José María Castañeda, nuevo superior de la comunidad de Villagarcía. La eucaristía de la festividad de San Ignacio fue presidida por el nuevo superior y concelebrada por todos los que continuarán su misión en Burgos o en otros lugares de la Provincia.

En Valladolid, la comunidad del colegio San José compartió con los jesuitas de la ciudad su última eucaristía en el colegio. Ahora toca ir poniendo el foco en los nuevos destinos partiendo con gratitud por el bien recibido de Ignacio de Loyola. La eucaristía por la vida de Ignacio fue presidida por Gerardo Villar, en la iglesia de los jesuitas, y concelebrada por una buena representación de la comunidad jesuita de la ciudad. Era la última misa de san Ignacio presidida por el delegado de la Plataforma que a primeros de septiembre cederá el testigo a Alberto Plaza y él tomará el relevo como delegado de la Plataforma de Madrid. Allí también va destinado Miguel Ángel Jiménez.
Otro jesuita recibía la bienvenida, Rodrigo Sanz Ocaña, que cantó su primera misa el pasado mes de junio en la parroquia de los agustinos y ayer concelebró su primera misa de san Ignacio en Ruiz Hernández. Una alegría para muchos que han compartido con Rodrigo muchas etapas vitales que han pasado por el colegio San José, Centro Loyola, el Coro de Nueve y Cuarto y ahora subía al presbisterio para concelebrar como sacerdote.

La parroquia de Salamanca también vive la despedida de su párroco, José María Castañeda, y la bienvenida de su próximo pastor, Ramón Fresneda. La comunidad del CES, en cambio, celebró en la capilla san Ignacio acompañada de un nutrido grupo de ejercitantes, que cumplían su mes de ejercicios o comenzaban su tiempo de oración.
Gérar destacó en la homilía la forma de san Ignacio de construir y de cumplir su misión: en comunidad. Y esa forma de hacer con otros implica unirse a creadores de espacios para ayudar a las almas. Un camino que comienzan muchso jesuitas en sus nuevos destinos con la gratitud de que quienes han compartido su contribución en este tiempo de creación.