En la fiesta de San Ireneo, la comunidad jesuita de San Estanislao celebró por todo alto los 50 años de sacerdocio de varios compañeros y la despedida de la comunidad de José María García Castañeda. Cuando se llega a estos momentos y como eucaristía de cierre del año de la comunidad queda el buen sabor de una memoria agradecida y compartida por tanto bien recibido de Dios a través de los compañeros.
Entre los compañeros que fueron ordenados en 1974 estaban José Ruiz (Pepe) lo fue el 23 de mayo en Sevilla y Fernando Motas (Tatalo), el 28 de junio en Granada. l superior de la comunidad, José Ramón Busto, destacó el carácter apostólico y universal del sacerdocio en la Compañía de Jesús, como lo destacan las últimas Congregaciones Generales. En ellas se reitera el sacerdocio como un servicio a la Iglesia y al mundo para buscar siempre la reconciliación y la paz.
Las cartas enviadas por el padre General y por el padre Provincial ponen de relieve la disponibilidad de los sacerdotes y recordaron la pluralidad de los lugares y misiones por los que han pasado. Con las vidas de ellos las cartas también nos invitaban a todos a volver con nuestra memoria amable a nuestras propias vidas y revisitar con agradecimiento por tanto bien recibido, especialmente en estos momentos de conmemoración.
Un ejemplo más de esta disponibilidad es el nuevo destino de José María Castañeda a la comunidad de Villagarcía de Campos, donde va como nuevo superior para servir a los jesuitas de la comunidad, la enfermería y a todos los que trabajan en la casa. Sus palabras de despedida: perdón (por los fallos), un favor (que recemos por él) y gracias (por todo lo bueno compartido que también viaja con él, recordando así las palabras de San Ignacio), cerraron seis años compartidos como miembro de la comunidad y párroco de la Parroquia de el Milagro de San José, cuyos feligreses también le festejaron una gran despedida con mucho cariño.