Juan Antonio Guerrero Alves toma el relevo de la dirección del Centro de Espiritualidad san Ignacio de Salamanca (CES) a Cristóbal Jiménez. Chiqui, como así es más conocido, retoma su vida apostólica después de unos meses de descanso tras su paso por la Prefectura de Economía del Vaticano. Un giro grande de ciudad y responsabilidad que afronta con ganas y entusiasmo. «Dirigir un centro de espiritualidad no lo he hecho nunca. Eso me ha pasado en los últimos seis o siete destinos. Algunas cosas tendré que aprender», reconoce. El estudio de la espiritualidad ignaciana siempre le ha interesado y no ha dejado nunca de dar ejercicios, acompañar procesos de discernimiento individuales y en común, buscar a Dios en la vida y acompañar a otros en ello. «Ahora estoy encantado de poder seguir haciéndolo con mayor dedicación».
El apoyo de un equipo amplio y de calidad, con José de Pablo como subdirector del CES, le ofrece mucha confianza. «Nada me genera inquietud», argumenta. «Y el modo de exorcizarla, a estas alturas de la vida, es que desde hace años, en todo lo que hago, y especialmente en lo espiritual, busco verdad en lo que vivo y en lo que digo. El fariseísmo y la impostura son fáciles, busco ser honesto y confiable y esto me quita toda inquietud».
Cree que el hecho de haber vivido los últimos nueve años fuera de España, en África, Roma e Hispanoamérica, en comunidades interculturales, le han abierto la mente y le han dado el contexto para acoger y acompañar a las personas que hoy hacen ejercicios de medios culturales muy diversos. En los últimos meses ha escrito el libro Conversación espiritual, dicernimiento y sinodalidad junto al jesuita Óscar Martín. Una guía metodológica del discernimiento en comunidad, resultado de una experiencia muy valiosa para impulsar desde el CES propuestas de formación en este sentido: «Creo que si el Instrumentum Laboris del sínodo pide que nos formemos en la animación de los procesos de conversación espiritual orientados al discernimiento en común, para una Iglesia más sinodal (cf. n. 42), estamos en una situación privilegiada para ofrecerlo desde el CES y queremos comenzar este curso con algunas propuestas en este sentido». En noviembre comienzan el curso de Discernimiento en Común. El programa 2023-2024 se puede consultar aquí.
En este punto reconoce que con el libro es como si se hubiera dado cuenta que «hablaba en prosa, pues a lo largo de los años he acompañado muchos procesos de discernimiento en común en comunidades, congregaciones, capítulos, buscando atisbar por dónde conduce el Espíritu», admite. Algunas lecturas, la experiencia de Oscar acompañando el proceso sinodal en Paraguay y en el Cono Sur, han contribuido a que la redacción del libro fuera una tarea «relativamente fácil». Ahora él y el subdirector del CES, José de Pablo, que también tiene experiencia en acompañar procesos de discernimiento en común con el método ESDAC, han incorporado nuevas propuestas formativas en este sentido.
Ante esta nueva etapa agradece haber recibido del director anterior, Cristóbal Jiménez, una «herencia magnífica» y el plan del próximo año bastante avanzado. Analizando las propuestas valora la consolidación y reconocimiento de programas como el de formación de formadores o de directores de Ejercicios (en colaboración con Comillas). «Lo mismo el programa de Ejercicios Espirituales, que es excelente», reconoce. Además de propuestas consolidadas ha introducido al programa novedades: ejercicios específicos para sacerdotes que no se ofrecían; cursos de iniciación en la oración, «que sentimos que faltaban» y la experiencia de camino de contemplación aprovechando que un miembro del equipo practica y enseña este método de oración.