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El campamento que hace parroquia

Salamanca
septiembre 18, 2022

Los jóvenes monitores que cada verano hacen posible el campamento de la parroquia El Milagro de San José dicen que es difícil explicar los sentimientos y emociones vividas por cada uno de los participantes. Durante esos diez días en el albergue de los Padres Reparadores en Alba de Tormes, cerca de Salamanca, aflora todo lo que se ha ido trabajando con niños y niñas de entre 11-16 años a lo largo de curso, domingo a domingo: interioridad y desarrollo personal, el camino compartido en la fe y el sentimiento de grupo. Es un eslabón que forja una gran comunidad parroquial. Tanto es así, que 10 de esos jóvenes se confirmarán este sábado 24.

Los monitores Vega Mena y Carlos Casado destacan que se trata de una actividad que viene ligada al trato personal con todas las familias y que brinda la oportunidad de poder ser uno mismo, realizando multitud de actividades donde disfrutar rodeados de los amigos. «Para conseguirlo, se lleva a cabo un gran trabajo que permite finalmente ofertar el campamento, tanto a la comunidad del Milagro, como a todas aquellas personas que lo deseen», explican «Lejos de ser un campamento de verano más, en esos diez días, cada año se crean vínculos especiales y surgen nuevas amistades además de reforzar aquellas que llevan años en marcha».

Breve pero intenso. Hay tiempo para una gran diversidad de actividades: piragüismo, escalada, celebrar la eucaristía y dedicar momentos a la reflexión, pasando por juegos nocturnos y fiesta de despedida. «Pero sin duda, lo que más nos une a todos son los momentos sencillos, los que surgen en el día a día, que nos hacen reír, emocionarnos, pensar y disfrutar y que terminan siendo inolvidables».

Vega y Carlos reconocen que lo que hace que este campamento pueda salir siempre adelante son las ganas que siempre tienen de repetir, año tras año, tanto ellos, los monitores, a los les une el deseo de ofrecerse a los demás para poder seguir creciendo en el camino de fe, como a los niños. Durante todo el año esperan nerviosos que llegue el momento de apuntarse y seguir coleccionando recuerdos y experiencias con esa pequeña “familia” que se crea en Alba de Tormes cada año.

“Volver a Salamanca y recibir un abrazo de cada niño dándonos las gracias y ver la ilusión con la que cuentan todo a sus padres es la mejor moneda que podemos recibir”.

Este verano ha sido especial por el hecho de sufrir una pandemia, con todas las medidas que esto suponía: «Ha sido un respiro, un soplo de aire fresco para todos y un sentimiento muy especial el que nos llevamos al poder volver a estar a pleno rendimiento y, por supuesto disfrutando al máximo de cada momento todos juntos».

Continúa el curso y ahora volvemos a empezar a caminar otro curso más, preparando los grupos juveniles, este año con mucha ilusión porque el sábado 24 de septiembre se confirman diez jóvenes de nuestra parroquia.