El Colegio Mayor Menéndez Pelayo ha recibido la visita especial de un antiguo escolar, nacido en Burundi: Dieudonne Nimubona. Contó su experiencia de migración que comenzó con su huida de la guerra con el sueño de estudiar. La conferencia, parte de las actividades programadas por el centro, fue el relato real de una historia de superación. A través de la visión y experiencia del refugiado político, Dieudonne Nimubona también compartió una reflexión sobre la situación actual de la inmigración en España.
Compartió su vida personal que dio un giro radical con el asesinato del presidente electo en 1993, Melchior Ndadaye. Su muerte desató una guerra civil que impidió a Dieudonne seguir con sus estudios en Burundi. Así se vio obligado a escapar a Tanzania con lo puesto. Allí, gracias a la ayuda de Médicos Sin Fronteras, pudo encontrar asilo y una vía para socorrer a otras personas que huían de su país. Estuvo meses viviendo en un campamento de refugiados y sobrevivió a la malaria y el cólera al mismo tiempo. Ya recuperado, uno de los voluntarios le aconsejó venir a España, ya no solo para buscar un futuro mejor, sino también por seguridad.
El 15 de mayo de 1994 aterrizó en Barcelona con 21 años. Allí aprendió español yendo a dos escuelas de idiomas diferentes, mañana y tarde. En el proceso, visitó Valladolid invitado por un amigo de Barcelona, para hablar sobre inmigración en el Aula Triste del Palacio Santa Cruz. Desde aquel momento, él la llamaría “Aula Alegría”. Aquí conoció a uno de sus futuros profesores, quien, tras escuchar la historia de Dieudonne, intermedió para que pudiera completar su sueño.
Ignacio Bustamante, antiguo docente de la escuela de Ingenieros Agrónomos de Valladolid, le ayudó a estudiar INEA y a hospedarse en el Menéndez Pelayo durante su formación. Justo un año después de llegar a España, Dieudonne regresó a Valladolid para quedarse. Estuvo tres años y terminó la carrera en León, para luego realizar un doctorado sobre Tecnología de los Alimentos en Palencia. El día de la entrega de diplomas, su madre, que no entendía ni lo que decía el pasaporte, asistió para ver cómo su hijo se graduaba, cumpliendo así una promesa que Nimubona le hizo cuando era niño: “Voy a estudiar al máximo”.
Un cuarto de siglo después, ha vuelto a su Colegio Mayor, solo que ahora para contar su historia e inspirar a los nuevos estudiantes. “La suerte me ha acompañado”, decía. Y es que cree que la fortuna ha estado de su lado para superar todas esas dificultades. Pero la vida le ha enseñado que uno no la encuentra si no hace por buscarla.
Se detuvo en la actualidad para reflexionar sobre la percepción que se está generando entre los españoles acerca de la inmigración. «Es más fácil comprender al inmigrante cuando conoces su historia. No creo que el malestar sea por ellos, sino por la manera en que vienen. Se piensa que van a hacer algo malo por ser pobres, pero muchos quieren integrarse y aportar a la sociedad».
Al final de la charla, tuvo lugar una ronda de preguntas donde destacó una en particular: ¿por qué su madre no se ha quedado con él en España? A lo que él respondió: «Para ella hubiese sido una prisión. No sabía cómo llegar a casa por su cuenta y solo podía comunicarse conmigo. Es una pena, pero en Burundi está más contenta que aquí, puede estar con sus amigas y contar historias de cómo ha venido a España. Ahora, con WhatsApp, podemos hablarnos todas las semanas.». Aunque recalcó: «El abrazo de una madre no es lo mismo por teléfono».