En Valencia, el tiempo pasa, pero la necesidad permanece. Conscientes de esta realidad, la comunidad del Colegio Mayor Menéndez Pelayo ha demostrado que la solidaridad no es solo un acto puntual, sino un compromiso constante con quienes más lo necesitan.
A finales de 2024, la Comunidad valenciana fue golpeada por una de las inundaciones más devastadoras de los últimos años. Un recordatorio de la fragilidad humana ante la fuerza de la naturaleza y la necesidad de permanecer unidos en la adversidad. En un primer momento, la emergencia ocupó los titulares de los medios de comunicación, pero con el paso del tiempo la atención mediática disminuyó. Sin embargo, la realidad de quienes lo perdieron todo sigue vigente.

Una jornada de compromiso y solidaridad
Siguiendo el principio de San Ignacio de Loyola: «El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras», el Colegio Mayor Menéndez Pelayo organizó, a finales de febrero, una jornada especial en apoyo a los damnificados. Durante ese día, la comunidad colegial sustituyó la comida habitual por un sencillo bocadillo y una pieza de fruta, con un coste simbólico de 3€. Además, se celebró un bingo solidario, cuyos premios fueron donados por proveedores del centro y por el propio colegio. Los colegiales y trabajadores participaron activamente en la iniciativa, logrando recaudar un total de 575€, que fueron destinados íntegramente a la cuenta de Entreculturas para la Dana.
Manos a la obra: ayuda sobre el terreno
Más allá de la recaudación económica, cuatro colegiales del Menéndez Pelayo -Joaquín, Javier, Pablo y Álvaro-, junto con Alejandro Toro SJ, se unieron a otros cuatro voluntarios del Colegio Mayor de Deusto -Sonia, Marta, Lucía e Ibai-, acompañados por Marcela, subdirectora del centro. Juntos, viajaron a Valencia para colaborar activamente en las labores de recuperación.

Durante cinco días, los voluntarios se alojaron en el centro La Purísima, facilitado por los jesuitas en Valencia. Su trabajo se centró en la limpieza y reorganización de locales de Cáritas, una parroquia en Paiporta y una zapatería local, espacios gravemente afectados por las inundaciones. Además, los colegiales se organizaron en grupos y asumieron la responsabilidad de preparar comidas y cenas para sus compañeros y compañeras, utilizando productos donados por el Colegio Mayor Menéndez Pelayo. Asimismo, realizaron una aportación económica para ayudar a sufragar los gastos del desplazamiento.
Más allá de la labor material, los voluntarios vivieron y compartieron su experiencia espiritual. Cada jornada concluía con un momento de oración y reflexión sobre lo vivido, fortaleciendo el sentido de comunidad y compromiso cristiano.
El impacto de la solidaridad
Para los participantes, esta iniciativa ha sido una oportunidad de ayuda tangible y de concienciación sobre la magnitud de la tragedia. «Nos queda un largo camino por recorrer, pero la satisfacción de haber podido aportar nuestro granito de arena es inmensa», comparten los voluntarios. Más allá de la reconstrucción material, destacan la importancia del acompañamiento humano y el testimonio de las personas afectadas, cuyo coraje y esperanza han sido una lección de vida.
El Colegio Mayor Menéndez Pelayo reafirma así su compromiso con los valores de solidaridad, servicio y entrega, recordando que la verdadera ayuda no solo reside en lo material, sino en el acompañamiento y el amor al prójimo. Como dice el Evangelio: «Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis» (Mateo 25:35).


