Una mesa redonda con público hasta rebosar. El Centro Fe y Desarrollo se ha decantado por el tema de actualidad La salud mental hoy e interesó a muchos. (Aquí el vídeo). Intervinieron prestigiosos profesionales del ámbito psico-sanitario: Verónica Casado, médico de familia y ex-consejera de Sanidad de la Junta de Castilla y León; Carlos Imaz, psiquiatra especialista en infancia y adolescencia, del Hospital Río Hortega, de la Universidad de Valladolid; y Alfonso Salgado, ex–decano de la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca, y catedrático de Psicología Biológica en la misma. Actuó como moderador José Luis Izquieta, sociólogo y miembro del Equipo de Fe y Desarrollo.
La mesa redonda se inició con una introducción sobre los “factores” que intervienen en la enfermedad mental: factores que predisponen (biológicos, sociales, familiares), factores “precipitantes” (efecto de situaciones coyunturales) y factores “protectores” (personales o del contexto), tan importantes o más que los demás: valores personales, condiciones y estilos de vida, etc., que suponen “fortalezas” y que deben ser objeto de promoción a todos los niveles.
Los tres ponentes insistieron en la necesidad de diferenciar el malestar emocional y la enfermedad para evitar la banalización. «Hoy en día asistimos a una indebida psicologización de las emociones, tal vez provocada de modo interesado por determinadas fuerzas sociales, económicas o políticas, que bloquea, en el ámbito de la asistencia profesional, la debida atención a los verdaderos problemas de enfermedad mental», comentaba Verónica. Estar triste o cansado, tener celos, envidia, resentimiento o el machismo forman parte de la vida personal, cultural y social, pero no son enfermedades. El paro no se resuelve con ansiolíticos…
A esto se añaden los problemas de la atención sanitaria que, en la situación actual de falta de profesionales y de ineficacia organizativa, se hace insostenible. Es necesaria una política educacional (escuela y familia) que fortalezca las herramientas de resistencia personal a la frustración; una política social que facilite una vida sana (vivienda, empleo, etc.) y una política sanitaria de reordenación y refuerzo de la atención primaria para controlar los factores previos a la enfermedad.
Una mesa redonda realmente interesante, que supuso el descubrimiento de realidades que no se suelen tener en cuenta y que pueden ayudar a asumir la propia vulnerabilidad humana desde la educación de las emociones, facilitando la labor asistencial de la Atención Primaria y ayudando a crear factores protectores de la vida personal, familiar y social, exigiéndoselo a quienes son responsables de la atención al bien común de la sociedad.