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Udías lleva a la comunidad jesuita ‘De la Imaginación a la Ciencia’

Plataforma
mayo 3, 2024

La comunidad jesuita de Salamanca celebró la fiesta del 1 de mayo con una interesante y amena charla de Agustín Udías sobre el jesuita alemán Athanasius Kircher (1602-1680). Con el título Una visión fantástica de la tierra y el universo, fuimos recorriendo tres libros de la extensa bibliografía de este jesuita al que se le apodó como “el último hombre que sabía de todo”.

Agustín Udías centró su charla en los tres libros de los que habla en su última publicación en inglés, “Athanasius Kircher, los misterios del geocosmos, el magnetismo y el universo”.  En ellos Kircher hace un recorrido por los principios de sus investigaciones desde el mundo subterráneo, hasta los viajes hacia lo más recóndito del cosmos. Kircher, que fue profesor de matemáticas en el Colegio Romano, dejó las clases para dedicarse a la investigación y publicación de 33 obras en las que une de manera extraordinaria la observación, la imaginación y la postulación de teorías que podrían ser entendidos como precursoras de lo que hoy llamamos ciencia.

Entre las investigaciones más llamativas de la conferencia, destacan la explicación de los terremotos y volcanes por el movimiento en el interior de la tierra del fuego, el agua y el aire por unos conductos que nombra pirofilacios, hidrofilacios y aerofilacios, que le llevan a postular el núcleo ígneo de nuestro planeta. Así mismo postula una taxonomía de dragones, de hombres gigantes, enanos y demonios.

También fue notable la explicación de Kircher sobre el magnetismo de la Tierra y cómo se podía hacer un mapa según la declinación magnética de las distintas zonas del planeta. Él no lo hizo, pero sus investigaciones abrieron puertas para el futuro. Y por último, el viaje celeste espacial y estático narrado como un sueño de Kircher en el que un ángel llamado Cosmiel acompaña al autor por un viaje estelar hasta los confines del universo pasando por el Sol, la luna, los planetas y las estrellas.

La genialidad de Kircher, sucede en un momento de profundos cambios en la concepción del universo. Él no acepta los cambios propuestos por Galileo, Kepler o Gilbert, es decir, mantiene la Tierra como el centro del Universo. Sin embargo, propone una estructura dinámica del interior de la tierra como nadie lo había propuesto antes. Además de un punto de vista científico basado en experimentos y observaciones, añade consideraciones filosóficas y teológicas y mantiene también su interés por lo extraño y lo maravilloso que todavía nos atrae.