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Miércoles de Ceniza, por una Cuaresma de palabras y gestos fraternos

Plataforma
febrero 17, 2021

En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos (cf. Carta enc. Laudato si’, 32-33;43-44). Es esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20). Al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad.

Papa Francisco

Esta segunda Cuaresma marcada por la pandemia y sujeta a las restricciones contra la propagación de la Covid-19, también es tiempo para la esperanza. Esperanza en las palabras y gestos que permitan vivir una Pascua de fraternidad, como así invita el papa Francisco en su mensaje de Cuaresma 2021. Para esta plataforma, hoy – Miércoles de Ceniza- es motivo de esperanza aquello que nació hace 10 años: RezandoVoy. Entonces, el deseo de que la Palabra llegara a todos los rincones del mundo sirviéndose de las nuevas tecnologías se ha visto cumplido año tras año. Este décimo tiempo litúrgico que hoy se conmemora tiene su aniversario temporal, el 9 de marzo. En todo ellos la esperanza de continuar ofrecimiento una oración diaria a lugares y momentos impensables (el autobús, el metro, el pico de una montaña o corriendo en la calle) une a un gran número de personas, religiosos y laicos, en sumar oración y voz en tiempos también difíciles como este.

Las iglesias del Corazón de Jesús, Milagro de San José y La Merced viven este tiempo con las restricciones de cierres y control de aforo, 25 personas en cada templo. Así que si arranca los encuentros y la liturgia continúan siendo digitales: «En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» (Carta enc. Fratelli tutti [FT], 223). A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia» (ibíd., 224)».