La mesa redonda El colectivo LGTBI y la iglesia organizada por el Centro Fe y Desarrollo de Valladolid congregó a más de 200 personas en la Sala Borja para escuchar la reflexión teológica, pastoral y testimonios personales de los tres protagonistas. Era la primera vez que se trataba esta realidad como contribución a un diálogo sereno que permita tender un puente entre la comunidad LGTBI y la iglesia. Compartieron su experiencia Luis Mariano González, antropólogo y teólogo madrileño que acompaña la comunidad Crismhom (CRIStianas y cristianos de Madrid HOMosexuales); la médico y misionera javierana, María Auxiliadora Nieves, con un hijo LGTBI y miembro del equipo de diálogo con los obispos tras el Fiducia supplicans y Carlos Domínguez, SJ, teólogo y psicólogo, autor de diversos análisis de reflexión donde aborda el rechazo y la discriminación que han sufrido y sufren las personas homosexuales. José Luis Saborido SJ moderó el diálogo.
El coloquio buscaba iluminar la relación de “respeto, compasión y sensibilidad” (Catecismo de la Iglesia Católica) a la que están llamados los creyentes. De alguna manera se consiguió. Los tres participantes, desde sus distintos ámbitos y responsabilidades eclesiales, dialogaron en torno a la experiencia vital y creyente de las personas homosexuales, de sus familias y de sus comunidades. “Hay que dialogar así, serenamente, sin estridencias”, decía una persona del público.
Los tres destacaron los pasos dados en la Iglesia, “que está abriéndose a esta realidad desafiante y de frontera”, aunque también hablaron de los obstáculos a salvar para acoger y acompañar con respeto. Auxi misma reconocía el sufrimiento que experimentó cuando su hija se declaró primero lesbiana y posteriormente trans. “De pensar que nos ha tocado la china a pensar que es un don de Dios, un regalo, hay mucho sufrimiento”. Su transformación ha sido apoyada y acompañada por su comunidad de fe, en cambio su hija, hoy hijo, se ha alejado completamente de la iglesia. “Decía que no podía seguir siendo catequista sin compartir la teología del cuerpo, sin sentirse acogida”, recordaba. “Hay que tener una fe madura y resistente para mantenerse”.
En cambio Luis Mariano, agente de “pastoral arcoíris” y gay, defendió su pertenencia a la iglesia, como hombre fruto del amor de Dios, que no ha hecho nada para vivir de manera distinta su afectividad. “A Jesús no le importaba”, comentó. “En Marcos 14, Jesús, cuando preparan la cena de Pascua sus discípulos, estos le preguntaron dónde quería cenar y envió a dos de ellos a la ciudad y les dijo: saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlle. Y ya ese hombre del cántaro era frontera porque ningún hombre llevaba el agua». Su lectura evangélica es la principal luz para la reconciliación: “Acompañemos al Papa y rezad por nosotros para poner fin al sufrimiento de muchos que se sienten fuera de la iglesia”.
Para Carlos ese sufrimiento es bruto e injusto y que sólo la apertura y escucha al Evangelio puede resolver. “Con el papa Francisco hay un cambio fundamental porque la sexualidad ha dejado de estar en primer plano de la Iglesia”. Gracias al nuevo lugar que ocupa la sexualidad hay una actitud de comprensión y acogida de las personas homosexuales. El jesuita expresó su esperanza en este cambio de sensibilidad y de paradigma. Una esperanza compartida por todos.