En el ecuador de la Cuaresma, el retiro y la reconciliación comunitaria son dos momentos especiales de este tiempo. Carlos Maza SJ compartió su reflexión sobre la vida creyente entre el tiempo de espera de el Salvador, durante el Adviento; la alegría del nacimiento en Navidad y la realidad del seguimiento al Salvador-Maestro que abre una distancia grande entre la esperanza y la realidad del seguimiento: «Ya sabemos que, aunque salgamos por unas semanas del tiempo ordinario, la vida de Jesús continúa, es el camino que lleva a Jerusalén, hacia su pasión, a la cruz. ¿Quién podía esperar que ser Hijo de Dios consistiese en morir por los pecados de la gente, en dar la vida para que la tengan otros?», explicaba. «Cuaresma es tiempo para hacernos conscientes de esa distancia que se puede ir abriendo a medida que avanzamos en la lectura de los evangelios de Marcos».
Para Carlos Maza, durante el tiempo ordinario que transcurre entre Navidad y Cuaresma, el creyente puede atravesar ese tiempo en el que da el don por sentado; o que se revele «la distancia entre el dios que esperábamos, incluso el que hemos celebrado en Navidad, y el Dios que se va revelando en la vida de Jesucristo».
Para Carlos Maza, la Cuaresma es tiempo de conversión. «Nos hacemos conscientes de nuestras resistencias, este tiempo parece apuntar hacia una lógica de pequeños gestos que nos permita avanzar», explicaba. Y «nos damos cuenta de que no nos hace bien intentar marcarle el ritmo. En la Cuaresma, reflejo de aquel camino de Israel por el desierto, quizá estamos llamados a experimentar que siempre se nos está dando el amor suficiente para seguir caminando, pero también para seguir deseando más».
Lucas Alcañiz cierra la semana con el retiro de Cuaresma, el sábado 9 a las 10.30h. en la residencia de los jesuitas de Ruiz Hernández.