Tras años compartiendo la fe en el Centro Loyola-MAG+S, muchos jóvenes deciden formar una familia e inician una etapa vital que dificulta seguir creciendo en la fe en comunidad. La crianza de los hijos, las exigencias profesionales, las prisas y mil deberes de la vida cotidiana forman parte de su nueva realidad. Por ello, la comunidad jesuita valoró con el equipo del Centro Loyola otra forma de apoyar en esta etapa intensa, feliz y demandante: que familias acompañen a familias.
Iniciaron el proyecto el curso pasado con la colaboración de CVX, que acogió con mucho entusiasmo la llamada a sumar fuerzas propuesta por la iglesia y el Centro Loyola-MAG+S. El objetivo era propiciar un espacio y un tiempo para compartir vida y oración a las familias jóvenes, sabiendo que el proyecto es una página en blanco y comprendiendo que este nuevo camino se iría escribiendo entre todos y con la ayuda de Dios.
Un matrimonio de CVX y una guía de MAG+S profesionales acompañaron este tiempo. “Tiempo de encontrarnos, algunos de conocernos, de reconocernos, de cuidarnos como familia, como pareja y como grupo”, como explica Óscar, uno de los acompañantes. “Un tiempo de reconocer con gratitud los regalos de Dios para nuestra vida y para la familia que vamos formando. Un tiempo de reconocer el camino andado y proyectar en pareja el camino soñado, intentando entender por dónde nos acercamos más al deseo de Dios, como pareja, como padres, como profesionales”.
Después de la experiencia del curso pasado, el grupo reanudó sus encuentros el pasado domingo en INEA. “Se nos han unido otras tres familias más. Evaluamos con gratitud el camino recorrido. Dedicamos un tiempo a soñar, a proyectar por dónde queremos seguir caminando, tratando de cuidarnos y de abrir nuestra mirada alrededor para atender y sumarnos desde nuestra vocación y actuales posibilidades, a lo que nos vaya llegando”.